Amor, qué inocente palabra

La barra para comenzar a escribir parpadea sin parar...
¿Qué ocurre? Ya nada parece ser lo mismo, el tiempo avanza sin mi, ¿dónde estoy?, ando perdida desde hace mucho, desde que te tuve que dejar marchar, desde luego. Es gracioso como a veces piensas que el paso del tiempo va a arreglar las cosas, va a arreglarte el corazón hecho añicos y va a alegrar ese alma medio inundado de lágrimas gastadas.
Hace tiempo que vivo el presente recordando el devastador pasado e imaginando un futuro perfecto y feliz pero... ¿Cuánto tiempo estaré así? Mi interior está hecho trizas y a pesar de que llevo una vida feliz dentro de lo que cabe, en el fondo, muy fondo...sigo mal."Ayuda por favor" dice una inocente voz dentro de mi que pide socorro, ¿qué socorro?¿Quién va a socorrerme? Que yo sepa un desequilibrio emocional no se cura con un poco de betadines y tiritas.
Está todos tirado por el suelo como basura, sí, basura, como tú.
Solía decir que moría por tí y el caso es que ahora lo hago de verdad. Muero por ti porque me estás matando, de dolor. Sufro y sufro y nosé porqué el agradecimiento a todo mi empeño y esfuerzo por mantener nuestra relación fue un par de cuernos entre mentiras y caras indiferentes ante preguntas sin contestar. Ahora lo único que permanece es un ¿Por qué? ¿Qué hice yo para merecer eso?¿Enamorarme?...¿Fue ese mi castigo? Sin duda sabemos que no podemos controlar lo que sentimos, y ese sentimiento estaba peligrosamente fuera de control, tanto, que mi pobre corazón estrelló en un callejón sin salida siendo dejado en el olvido.

UNA PASIÓN INCONDICIONAL

Siempre hay un momento de silencio y paz, una pasión incondicional antes de ponerme a tocar.

 Me siento en el borde del crujiente banco, cierro los ojos e inspiro sentimientos, sueños, recuerdos, ilusiones... Pongo los dedos en las teclas, frías pero tan suaves...

Toda la energía contenida en mi sale gradualmente y viaja hacia la punta de mis dedos. Adoro escuchar el eco de cada nota rellenando el silencio de la habitación, mi corazón se llena de alegría y de tristeza con el trascurso de las canciones. 

Estos momentos son de los más preciados en mi vida, en los que soy capaz de crear mi propio mundo, sentir la brisa en una montaña verde y frondosa o en una playa desierta. En el momento que empleo toda mi energía en tocar una nota, siento mi cuerpo y mi alma, liberados de la vida diaria, la rutina. Momento en el que me desnudo, emocionalmente y aparece la parte más sincera de mi, que sin pudor confiesa todo ante las teclas de un piano, transformándolo en algo llamado música.